Esteve Prat i Paz

 LA OBRA DE XAVIER CABA

Mirando la extensa, diversa e importante obra de Xavi Caba observamos que trabajó prácticamente todas las vertientes del arte –ilustración, fotografía, dibujo, pintura, cerámica-,  quedando evidenciada la estrecha interrelación con que jugaba con todas ellas. Seguramente gozó en su manipulación, aunque no sin algún que otro momento de sufrimiento.
Lo vemos como un gran observador de su entorno, tanto natural como social, el cual reflejaba una vez cautivado por el, ya que muchas veces hay una simbiosis entre cautivado y cautivador que no es nada más que la afloración de la sensibilidad que algunas personas como el, poseían, y que posteriormente plasmaba con la disciplina y la técnica que creía más adecuada, al ser un gran conocedor de ella.
Lo vemos también como un gran trabajador, no sólo por la numerosa obra que ha dejado sino por la experimentación y evolución constante, fruto del trabajo diario y disciplinado. Probaturas y resultados atrevidos, como la pintura sobre pan de oro, el acrílico, la serigrafía, la pintura con cerámica (sin ver los colores más que una vez salidos con la temperatura del horno), lo avalan.
En cuanto a su faceta de pintor, podemos decir que ejecutó una pintura figurativa y ejercitó casi todos los géneros: retrato, figura, paisaje, marina, naturaleza muerta… Llama la atención la limpieza de color en cualquier tipo de gama o entonación cromática, con infinidad de matices que sabía encontrar. Una paleta limpia y vibrante, un color muy luminoso, muy trabajado y ajustado, prat_1989-1990

Destaca una predilección hacia las gamas cálidas, a veces muy cálidas, hasta el punto de preparar las telas antes de pintarlas con unas entonaciones ya cálidas de por si, o de buscar soportes que por las propias características del material ya lo fueran. Se observa, en su pintura, como en determinadas zonas del cuadro, ya sea en dimensiones pequeñas o más grandes, dejaba respirar el fondo del soporte siempre en estas entonaciones cálidas ya previamente preparadas; nunca respiraba el blanco del fondo de la tela o del soporte utilizado puesto que no era de su agrado-: de esta manera conseguía unos ambientes y unas atmósferas muy personales.

Su sentido compositivo era ajustado, las líneas compositivas que estructuran sus cuadros guardan siempre un equilibrio ponderado, poniendo el acento a veces y según su intencionalidad, o dependiendo de la temática que desarrollaba, hacia un cierto movimiento y dinamismo, u otras veces hacia la estaticidat, con la sensación de calma, reposo o tranquilidad.

Muchas veces utilizaba la línea diagonal en sus composiciones, pero también a veces se servía de un esquema compositivo a base de planos horizontales paralelos, sin ninguna línea que indicara profundidad, la cual la conseguía en estos casos por la gradación del color, por las matizaciones, en definitiva, por la perspectiva aérea, mientras que en otras, utilizaba un sistema perspectivo convencional, o la conjunción de ambos, creando  profundidad, un espacio ficticio donde el espectador puede entrar virtualmente, y dónde se ven perfectamente reflejados los diferentes términos que conforman la composición.

Las líneas de horizonte presentes en la mayoría de sus cuadros, aunque no en todos-, suelen ser altas, de forma que crean un gran espacio ficticio dentro la tela, espacio dónde se desarrolla la acción de la obra, ya sea un paisaje abierto, en que el que se plasma es casi el espacio mismo, o bien un paisaje más cerrado, o con construcciones, o con figuras. Aunque la línea de horizonte sea alta, normalmente dejaba entreverse una pequeña parte de celaje, el cual actúa de elemento identificativo, de situación y de referencia para el espectador. La mayoría de celajes contienen nubes, que no son otra cosa que manchas de color, con formas diversas que se conjugan con el resto de la composición. Su pincelada, a la vez que aporta color a la tela, dibuja. A veces se convierte en pequeños toques en forma de punto y coma, de manera que crea un ritmo dentro de la composición.

Si bien en la mayoría de su obra el detalle es importante, también hay una parte de ella en que ha prescindido totalmente de el para dar paso a una simplificación de formas a base de grandes manchas y de pinceladas gruesas, vigorosas y precisas que explican perfectamente esta simplificación, y que sólo se consiguen con un excelente dominio del dibujo.

Tanto en el paisaje como en las marinas, a veces introduce la figura, una introducción difícil sino se domina. De una manera proporcionada y ajustada, estas figuras ayudan a entender o a magnificar la acción que se está desarrollando en la escena plasmada. A veces, también  introduce en el paisaje diferentes escenas de fauna.

En cuanto al retrato, una de las técnicas difíciles de la pintura, podemos decir que es capaz de captar perfectamente al retratado -seguramente gracias a su etapa de ilustrador-, y por el buen dominio del dibujo y de la observación, con una fidelidad elogiable.

Una obra extensa y importante cuantitativamente y cualitativamente, una obra propia y personal que refleja el carácter y la personalidad de un artista castellarense que vivió por el arte y del arte, Xavi Caba.